Y siguen los delirios, y me pregunto hasta cuando...

Cierro los ojos por un momento, me arden, no se si por el humo del cigarro o por el insomnio que me obliga a mantenerlos abiertos ante el pavor que me dan las pesadillas...

Cierro los ojos un instante nada mas, pero la oscuridad que me rodea es la misma... me duelen mis puños apretados, pero no puedo hacer nada, se resisten a ceder, igual que las mariposas en mi cabeza que aletean al ritmo agitado de los latidos sincopados de mi pecho mientras la tira de imágenes sigue corriendo y me muestra un pasaje de lo que ha sido mi vida, las ideas son confusas, no tienen un hilo... empiezan pero nunca terminan...

Cierro los ojos un instante y casi sin darme cuenta los suspiros pasan a los sollozos y estos a su vez a las lágrimas y de pronto sin querer, mis labios se cubren de un torrente de agua salada que me sigue sabiendo a soledad...

La ventana esta abierta de par en par, y como si fuese un ritual los recuerdos se forman en fila esperando a los fantasmas para pasar lista de asistencia, están todos... patético, irónico sentir esta soledad de estar acompañada y no...

La última luna de Octubre se asoma a lo lejos, demasiado lejos para mi gusto y una brisa fría se cuela por la ventana haciéndome estremecer mientras mueve a placer las hojas regadas por el suelo de mi habitación, las mismas que están empapadas del llanto que trajeron las historias inconclusas, los sueños rotos y las ganas de ya no llorar...

Odio llorar en sueños...

Y odio también la espera...esta eterna espera hasta el grado de ya no saber siquiera lo que estoy esperando... o a quién...

Odio las preguntas sin respuesta y lo insoportable que se vuelven los susurros y los cuchicheos de los fantasmas a mi oído, odio los recuerdos en fila y la soledad que sentada en el rincón abraza sus piernas y solo sabe burlarse del reflejo del espejo que me mira distante, como mi luna...

Estoy harta de las súplicas en silencio y las estrellas fugases, de las palabras que se lleva el viento y de las promesas que incluyen el verbo defraudar, estoy cansada de las tomas en cámara lenta y de perder y recuperar la fe como quién suelta el barquito de papel dejándolo a su suerte en medio del torrente que trajo consigo la tormenta...

Me cansaron las mentiras piadosas, esas que me visten y al mismo tiempo me desvisten dejándome a la intemperie con el alma desnuda y las alas rotas... estoy hasta la coronilla de los encuentros que se vuelven desencuentros, de las máscaras y los antifaces... sabes muy bien que siempre me han dado miedo los payasos...

Estoy cansada de los delirios, de no entender tanta estupidez, del sabor amargo que toma el tinto en mis labios y del olor a azafrán y vainilla que emana de mi cabello revuelto, estoy harta de callar la tempestad y del silencio incierto que implica siempre el después...